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ali al habsiSentado en la grada principal del flamante Britannia Stadium vió cómo el portero bosnio Asmir Begovic nada podía hacer ante el obús que le había lanzado Mehmet Topal, centrocampista del Valencia. Desde la tribuna, masticaba con serenidad la derrota de su equipo, el Stoke City, en la Europa League. ¿Habría podido responder a ese zurriagazo en su época de cancerbero? Él pasó a la historia por una parada inverosímil a un cabezazo traicionero de Pelé, a quemarropa. Aquella tapada fue su acción culminante, cuatro años después de haber guardado con celo la portería de Inglaterra, hasta certificar el primer y único título mundial de los pross hasta la fecha.

 

 

 

   Gordon Banks, con sus ojos achinados, siempre confirió un aire exótico a la portería inglesa. Pero no había debate: era el mejor. Uno de los más grandes de la historia. Su carisma quedó impreso en el recuerdo de los aficionados británicos. No hubo otro como él. Fue maestro de Peter Shilton, otra gran personalidad bajo los palos de los tres leones, coetáneo de Ray Clemence. Grandes nombres en la historia del fútbol inglés. Aquellos porteros transmitían mucho poso y sobriedad. Años más tarde, David Seaman ocupó la meta inglesa de forma variopinta; hasta que llegó David James, Calamity James, un portero tan singular como incomprensible por momentos. A sus 42 años sigue jugando en el Bristol City.

 

James defendió la portería del Liverpool en los noventa. Cometía pifias que pasaban directamente a engrosar su interminable colección de gags. Terminó jugando el pasado Mundial de Sudáfrica, tras una desafortunada actuación del portero del West Ham Robert Green ante los EEUU. Un problema recurrente de los cancerberos ingleses en los últimos años: los errores de bulto. “Inglaterra tiene buenos porteros, pero vienen cometiendo fallos demasiado evidentes que terminan marcando sus trayectorias. Trabajan muy bien, son fuertes, duros, con mucha presencia, pero tienen ese defecto”. Son palabras de Iñaki Bergara, preparador de porteros del Wigan, equipo de la Premier League que dirige Roberto Martínez.

 

 

 

   Las palabras del entrenador de porteros vasco pueden servir perfectamente para ilustrar la figura de Mike Pollitt, arquero reserva del Wigan, a punto de cumplir los cuarenta: “trabajador infatigable, buen compañero, ejemplar”. Pero le cierra el paso un portero de origen poco común, si hablamos de fútbol: se trata del omaní Ali Abdullah Harib Al-Habsi. “Un porterazo” añade Iñaki Bergara. “La pasada temporada fue el mejor jugador del equipo. Salvó muchos partidos y al final nos sirvió para mantenernos. Esta también sufriremos mucho. Pero él nos volverá a ayudar, sin duda”. Al-Habsi es el guardián de la selección de Omán, gran ídolo del sultanato. Uno de tantos arqueros extranjeros que pueblan la Premier League, algo impensable hace veinte años.

 

 

   Siluetas lejanas

 

   Uno recuerda al sudafricano Bruce Grobelaar en aquel legendario Liverpool de los ochenta. Eran tiempos de grandes guardametas en las islas. Porteros de importante calado con trayectorias entrañables y leales en sus clubes: Paddy Bonner, el sempiterno irlandés del Celtic; Neville Southall, eterno bigotudo galés del Everton; el norirlandés Pat Jennings, del Tottenham y Arsenal; o el escocés Jim Leighton, del Aberdeen y Manchester United.

 

   Llegado del exterior, el danés Peter Schmeichel también marcó una época, de una forma más ortodoxa que Grobelaar, en el Manchester United. Poco a poco aterrizaban porteros de otras latitudes para imponerse al guardián nacional. La tendencia fue acentuándose, hasta convertir al cancerbero local en una rara avis.

 

   Para el partido internacional amistoso ante Holanda, el seleccionador inglés interino Stuart Pearce ha tenido que escarbar mucho para completar el trío de porteros. Joe Hart (Manchester City) será el único representante de la Premier League. Los otros dos guardametas son: Scott Carson (Bursaspor) y Robert Green (West Ham, de la First Division). Este hecho merece un análisis.

 

   En la jornada 25 de la Premier sólo cuatro equipos alinearon porteros ingleses: Manchester City (Hart), West Brom (Foster), Blackburn Rovers (Robinson) y Norwich (Ruddy). El resto fueron foráneos. Y en muchos casos, los suplentes también. “Los equipos ingleses buscan guardametas con gran presencia. Se juega mucho en las áreas. La actividad es frenética y hay que imponerse desde el primer día. Aquí los porteros están menos protegidos por los árbitros. Existe mucho contacto. Y luego, el golpeo de balón cuenta mucho. El desplazamiento en largo. Las características de blocaje, colocación y el movimiento son más académicos y ortodoxos en España, por ejemplo”, comenta Iñaki Bergara. Por eso cree que le está costando adaptarse tanto a David de Gea, meta del Manchester United. “Tiene un potencial enorme. Quizá sea el portero joven con mejores perspectivas, pero le falta imponerse en un fútbol muy diferente. Está recibiendo bastantes críticas, y no lo tiene fácil, pero cuenta con unas condiciones  tremendas para triunfar”. El preparador del Wigan pone un ejemplo muy gráfico: “Yo siempre digo que la prueba del algodón para un portero es salir al campo del Stoke City un día ventoso y solventar los saques de banda que tira Rory Delap. Ahí se pone a prueba todo: el dominio de la superficie, la presencia y la seguridad que puedas transmitir”.

 

   De Gea tomó el testigo del gran Edwin Van der Saar. Y el hombre que alterna la portería del United con el guardameta español también es extranjero: Lindegaard (danés). El equipo que más cancerberos importa es el Arsenal. Todos son foráneos: Szczesny, Fabianski, Almunia.

 

   Se ha invertido la jerarquía. Manuel Almunia fue titular durante varias temporadas, hasta que pasó a ser el tercero de la lista, detrás de los polacos. “Se había hablado de que podría salir, pero sigue en el Arsenal. Estuvo un tiempo en el West Ham, cuando se lesionó Green, y lo hizo muy bien. Luego volvió al Arsenal, y ahí sigue”, apostilla Iñaki Bergara.

 

   Lo de Almunia no es algo inusual en Inglaterra. Algo similar le ocurrió hace una década al holandés Sander Westerveld, que pasó en pocas semanas de jugar la final de la Copa de la UEFA ante el Deportivo Alavés, a ser el tercer portero del Liverpool. Al final terminó jugando en la Real Sociedad.

 

   En la jornada 25, a saber, De Gea defendió la portería del United, Reina jugó con el Liverpool, Cech (checo) en el Chelsea, Howard (estadounidense) en el Everton, Mignolet (belga) en el Sunderland, Szczesny (polaco) Arsenal, Schwarzer (australiano) Fulham, Sörensen (danés) Stoke City, Kenny (Irlanda) QPR, Bogdan (Hungría) Bolton, Al-Habsi (Omán) Wigan, Friedel (estadounidense) Tottenham, Krul (Holanda) Newcastle, Hennesey (Gales) Wolverhampton, Given (Irlanda) Aston Villa, Vorm (Holanda) Swansea.

 

   Iñaki Bergara anteriormente trabajó en el Swansea con Roberto Martínez, y precisamente se deshace en elogios hacia el guardameta del equipo galés Michel Vorm: “Pedazo de portero. Creo que es la gran revelación. El Swansea tiene un estilo de juego que llama la atención: son muy alegres. Y su portero rompe el patrón general de la Premier. Es ágil, espectacular, con buen pie… Hace unas paradas terribles”.

 

   La mayoría de estos porteros defiende la portería de su país. Si no, quizá alguno pudiera ser susceptible de ocupar la puerta inglesa, viendo la escasez de efectivos locales de garantías, y la rumorología que veía a Almunia parando para Inglaterra hace varias temporadas. Pero fueron, eso, rumores infundados, como nos señalaba hace tres temporadas el portero navarro del Arsenal, pocos días antes de enfrentarse al Oporto en la Liga de Campeones: “ni me lo han planteado, ni me lo planteo. Es algo que descarto”, señalaba Almunia.

 

   Porteros, muchos de ellos longevos, de larga trayectoria, y sin final a primera vista. El caso más significativo es el de Brad Friedel, cancerbero de los Spurs a sus 40 años. Jugó en el Brondby, Galatasaray, Liverpool, Blackburn Rovers, Aston Villa, y ahora intenta cerrar la puerta de White Hart Lane. Grandes metas, enormes como tallos, y excelentes profesionales. Inglaterra es un paraíso para los trabajadores del fútbol: “Quizá la figura del entrenador de porteros no tenga todavía la epecialización o consideración que pueda gozar en España, pero la atmósfera en Inglaterra es de fútbol puro. Cómo se vive y cómo se trabaja. La disposición del portero es absoluta”. Iñaki tiene una gran relación con Al-Habsi, el guardameta más éxotico de la Premier, un seguro de vida para el Wigan: “Un chaval fantástico. Es musulmán, de rezos diarios. Tiene una manera de ser diferente. Es muy paciente y aplicado”.

 

   Qué lejos quedan los tiempos de Banks, Clemence o Shilton. La potería también se ha globalizado.

 

 

 

 

                                                                                Naxari Altuna (periodista) Image @naxaltuna



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