Parafraseando a Joan Manuel Serrat, es tiempo de locura en el fútbol. Jugadores de miniatura están tomando cuerpo en un medio que antaño les puso demasiadas barreras. Recuerdo, hace mucho tiempo, el coraje que mostró el diminuto Alain Giresse para abrirse camino por puro fútbol. Nuestros ojos lo agradecieron. ¿Se acuerdan del escocés Gordon Strachan? Primero en el Aberdeen, luego en el Manchester United y finalmente en el Leeds United campeón… Y entre tantos, añadiré otro por mera debilidad, menos conocido, pero divino futbolista: Ali Benarbia, el mago franco-argelino que hizo vibrar a las gentes de Martigues, Mónaco, Burdeos y París. Una delicia ofensiva. Evidentemente, Diego Armando Maradona queda en un lugar particular, dentro de este espectro de bajitos extraterrestres.
Ayer, el delantero del Parma Sebastián Giovinco, otro coetáneo del 87, volvió a recrearse con la casaca del Parma. En su día lo desechó la Juventus, por simple inercia. Algo similar sucedió con Fabrizio Miccoli hace no mucho, y ahora abandera al rosado siciliano. Palermo suspirá por su auténtico líder, en ausencia del argentino Javier Pastore, nuevo príncipe del Parque parisino. Todos ellos apadrinados por el gran Antonio Di Natale, gran estandarte de la estirpe en un fútbol tan complicado como el italiano. Pero lo que a uno más le satisfizo en la última jornada fue la ovación de San Mamés, correspondida, a un pequeño futbolista crecido de sus entrañas, que se reencontraba con sus raíces, con otra zamarra diferente, después de una historia que debiera servir como ejemplo para muchos futbolistas frustrados en algún momento por inconvenientes del destino.
Beñat Etxebarria también es de la quinta del 87, como Messi, como Piqué, como Fàbregas, como tantos otros que revitalizan constantemente este juego. Beñat creció en Lezama; debutó con el Athletic en el viejo Sadar, pero no tenía sitio para progresar. Se marchó cedido al Conquense, equipo de 2ªB. Un día lo vio jugar Oli, aquel menudo delantero del Oviedo, Betis y Cádiz: goleador perspicaz. Oli era el responsable técnico del segundo equipo del Betis. Le llamó mucho la atención el centrocampista vasco, por su dinamismo y despliegue. El chico enganchó al entrenador asturiano. Pero cuando advirtió su pertenencia al Athletic, pensó que ahí acababa cualquier posibilidad de llevárselo a Sevilla. Siempre con la idea de hacerlo jugar en el Betis B. Pero, circunstancias de la vida, el conjunto rojiblanco no lo retuvo y entonces comenzó una historia particularmente curiosa.
Beñat Etxebarria fichó por el conjunto verdiblanco el verano de 2009. Disputó su primera temporada con el segundo equipo. Víctor Fernández dirigía al once mayor, entonces en Segunda división. El Betis no subió, y en esas ficharon a Pepe Mel para intentar devolver al equipo a Primera división. Arranca la pretemporada con lesiones varias, las arcas llenas de telarañas, y Mel busca mimbres en el filial. Prueba a Beñat Etxebarria en la medular, y hasta hoy.
El medio de Igorre hizo una gran temporada en Segunda con el Betis, marcando cinco tantos, y llega a la máxima categoría con gran sigilo. En el fútbol se puede llegar desde distintos caminos. Para un medio que va y viene no parece existir el cansancio, pero ayer Beñat salió exhausto de la Catedral, con un gol en el zurrón y muchos recuerdos de caminos pedregosos. Es su momento, el de esos locos bajitos que traen aire fresco al fútbol. No hay más que echar la mirada a Inglaterra, donde David Silva y Juan Mata alumbran la Prermier League. Y en la Costa del Sol Cazorla ya pone su sello al juego del Málaga. Ellos también tuvieron que abrirse camino para llegar al Olimpo futbolístico. Xavi e Iniesta son la avanzadilla de una especie en expansión.
Y no se olviden de otro hijo del 87. También juega en el Betis, unos metros más adelante que Beñat. Es gallego, se llama Jonathan Pereira y tiene rasgos de artista. Lo conocimos hace años en A Malata. Era un mago del balón escondido en la categoría de plata. Otro que se suma a la fiesta. Y pronto llegará Jonathan Viera, el artista canario de la UD Las Palmas. Esos locos bajitos…
Naxari Altuna (periodista)
¿Ardiles en qué contexto, en Argentina o Tottenham? Un tipo que resistió en la guerra de las Malvinas. Con Ricardo Villa pasaron el trago en Londres. Lo del Mundial 78 fue otra historia. Ardiles creaba contexto. Un grande. Tienes buen gusto. Tampoco me olvido de Ricardo Bocchini, ni del Beto Alonso...
Gracias Naxari, y no te olvides del Gran ARDILES, ese nùmero 1. Cuervas deja el guiski
¿Excesivo incluir al futbolista que sujeta el mediocampo del líder de Primera, habiendo anotado dos goles en cuatro partidos? Gran artífice del ascenso del Betis. Una trayectoria que muestra cómo se puede llegar, cuando parecía imposible o poco probable.
¿Y no es excesivo incluir a Benarbia? Ahí me ha salido la vena futbolística franco-argelina. Un día hablaremos de Belloumi. Agradecido que haya alguien que lee las historias que van surgiendo en el camino. No se peleen, haya paz, Lopera&Cuervas. Un clásico de los noventa... "Yo sé beber...".
No se enojen
Lopera, me da que no has entendido NADA. Por cierto, no soy Naxari (por si piensas que se esconde tras un pseudónimo). Insisto, si LEES el artículo en "blanco y negro" lo entenderas. Tus colores no te dejan ver el... Sin acritud.
Un poco excesivo meter a Beñat en este artìculo.... Te ha salido la vena Bilbaina Naxari..