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El fútbol saluda a Italia

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El fútbol saluda a Italia
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andrea pirloLa última gran tormenta del balompié transalpino descargó  sobre Coverciano pocos días antes de arrancar la Eurocopa. Se hablaba más de fiscales, quinielas y amaños que de la squadra azzurra. El lateral izquierdo de la selección, Domenico Criscito, abandonaba la concentración tras haber sido implicado en una presunta red de amaños. Se habló también de Leonardo Bonucci, y de repente el asunto tomaba mayor calado cuando asomó el nombre del guardameta y capitán Gianluigi Buffon. Asuntos turbios envolvían al fútbol italiano, otra vez, antes de una gran cita. Como el totonero en el Mundial de España; el Calciopoli en la antesala de la Copa del Mundo de Alemania. E Italia salió ganadora en ambos torneos. El cielo se hizo azul.

 

   Esta vez la empresa parecía más difícil todavía. Con un campeonato italiano gris, sin grandes noticias a nivel de jóvenes talentos, con estadios desvencijados, y pésimos resultados en Europa. Inter, Napoli y Milan se apearon del tren de la Champions en las primeras estaciones; y en la Europa League el panorama había sido desolador. Nada que echarse a la boca. Sin embargo, la Nazionale venía de realizar una campaña de clasificación para el europeo impecable.

Junio de 2010. Italia, campeona en curso, queda eliminada del Mundial sudafricano a manos de Eslovaquia. Los tifosi salían del estadio Ellis Park en Johannesburgo indignados. El Inter se había alzado con la Copa de Europa pocas semanas antes, y un hincha azzurro lleno de ira gritaba: “el Inter campeón de Europa, sí, pero sin ningún italiano en el once…”.

 

   Buffon y Andrea Pirlo, il  regista, estaban lesionados. Italia, la campeona del mundo se cayó de forma estrepitosa. Marcelo Lippi no supo mantener el nivel competitivo exhibido cuatro años antes en Alemania. Hasta que llegó Cesare Prandelli al banquillo de la selección, coincidiendo con la resurrección del gran equipo de Italia: la Juventus.

 

   Hace un año se produjo un hecho insólito en el fútbol italiano. Su futbolista más rutilante, Pirlo, terminaba contrato con el Milan. Tras diez años de magisterio con la casaca rossonera, la entidad lombarda lo dejó marchar libre a uno de sus rivales directos, la Juve. Pirlo calzaba 32 primaveras. De la mano de Antonio Conte, el fantasista se mudó la piel, mutando a bianconero, y renació de sus cenizas la Vecchia Signora. Junto a Claudio Marchisio, su fiel escudero, encabezó la reconquista. La Juve no perdió un solo partido en todo el campeonato y Pirlo lucía como de costumbre, celestial.

 

   Cesare Prandelli, seleccionador de Italia, fue jugador de la Juventus en los años ochenta. Era un suplente habitual en el equipo que lideraba Michel Platini. Cuentan sus antiguos compañeros que en aquella squadra raro era el futbolista, no habitual, que tuviera la jerarquía suficiente para ser escuchado. Prandelli era uno de ellos. Cuando hablaba todos atendían, desde el entrenador, Giovanni Trapattoni, hasta la gran figura, Platini. Era un tipo especial, con peso específico. El día de la tragedia de Heysel estaba allí, era uno de los juventinos que levantaron la copa aquel día de infausto recuerdo. Con el tiempo se hizo entrenador, y fue cultivando una idea bajo dos claras premisas: el juego, por encima de cualquier tópico o etiqueta, y un estricto código ético basado en el respeto y la buena conducta. Inteligente, dialogante y justo. Cualquier otro entrenador difícilmente habría soportado los vaivenes de Antonio Cassano y Mario Balotelli. Comprensión, sentido común y máxima exigencia. Valores que plasmó en su época como entrenador del Parma y la Fiorentina.

 

   Italia, por fin, toma la pelota y juega de forma natural. Al ritmo que respira Pirlo, un regalo para el fútbol. Sutileza permanente al servicio del colectivo. Italia juega y el mundo disfruta con ella como nunca. Porque siempre se habló de catenaccio, pero detrás del rancio tópico, siempre florecieron grandes futbolisas. Míticos calciatori. Desde Giusseppe Meazza y Valentino Mazzola, pasando por su hijo Sandro, Gianni Rivera, Gigi Riva, Giacinto Facchetti, Giancarlo Antognoni, Gaetano Scirea, Franco Baresi, Paolo Maldini, Francesco Totti, Alessandro Del Piero, Roberto Baggio, Gianfranco Zola, y el último baluarte: Andrea Pirlo.

 

   Italia recupera el viejo espíritu de equipo, tirando a bloque de la Juventus; de su orgullo y gen competitivo a flor de piel, con un gusto irreconocible por el juego, y dos estandartes incuestionables: Cesare Prandelli, il allenatore, y Andrea Pirlo, il fantasista.

 

 

 

                                                                                         Naxari Altuna (periodista) naxari altuna  @naxaltuna



COMENTARIOS

prendere farfalle
29/06/12 05:19PM

Piu grande Andrea!


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