Un buen puñado de equipos que no hace mucho jugaban en la categoría de plata se encaraman a los primeros puestos de la Liga. Varios de ellos porfían ahora mismo por el cuarto puesto, sinónimo de Champions League: Málaga, Real Sociedad y Betis. Con el Rayo Vallecano al acecho, y el Valladolid también completando una buena temporada. Todos ellos tienen un denominador común: llegaron para progresar por la senda del buen gusto después de mitigar penurias económicas muy serias. Todos proponen cosas interesantes.
Echando un vistazo al banquillo vemos nombres que se asocian al buen fútbol: Manuel Pellegrini, Philippe Montanier, Pepe Mel, Paco Jémez y Miroslav Djukic. Especial mérito tienen los técnicos del Betis y Valladolid, que sacaron a sus equipos de Segunda tras largos meses sin cobrar. Mel y Montanier se jugaron un pulso que parecía fratricida hace un año, como una moneda al aire. Pero el resultado, en algún caso, y las circunstancias en otro, propiciaron que ambos siguieran en su cometido. Lejos de perderse en el trayecto, han caminado juntos hasta volver a desafiarse, ahora en las alturas. Es el fútbol, imprevisible como la vida misma.
Pellegrini encarna el equilibrio impasible, Montanier es el providencial discreto, Mel el providencial perseverante, Paco es irreverente y Djukic rezuma clase. Técnicos que han catapultado a jóvenes valores que plasman sobre el césped frescura y mucho atrevimiento. Ofensiva ingente. Profundizan por caminos insospechados. Siempre intentan ganar, y lo hacen en los lugares más inesperados, de forma admirable.
Cierto que el Málaga partía con ventaja, por contar con otros mimbres de más lustre. La Real, y en menor medida el Betis, se abrazan a la cantera. Rayo y Valladolid mezclan algo de casa con mucho de buen ojo. Y no se olviden del Levante. Aire fresco en la zona noble.
Llegaron desde la segunda línea para meter la primera con decisión. Hasta la victoria.
Naxari Altuna (periodista) @naxaltuna